¿Enmascaras tus emociones con comida?


Una de las maneras más comunes para superar un momento de ansiedad, estrés, tristeza o incluso enojo, es comer compulsivamente nuestra comida favorita –y que además no suele ser la más nutritiva- hasta lograr un sentimiento sedativo de tranquilidad y calma, lo que a la larga se vuelve una forma de adicción.

Sin embargo, sabemos que esta manera de lidiar con nuestras emociones acarrea muchos problemas como el sobrepeso, la incapacidad de afrontar nuestros problemas sin consumir forzosamente algo y la asociación inmediata y repetitiva de un sentimiento negativo a una comida generalmente llena de azúcar, grasa y/o sal.

En casos severos de depresión o en el caso de un comedor compulsivo es probable que se requiera la ayuda de un profesional; pero en casos donde el sentimiento negativo es pasajero o en donde la incidencia de esta práctica no es tan común, se pueden seguir los siguientes consejos para superar este problema:
Busca hacer otra actividad que te encante pero que no involucre comida (como ver una película, salir con amigos o pasear a tu mascota) hasta que sientas que el sentimiento de ansiedad ha pasado.
Enfrenta tu sentimiento: Identifícalo, acéptalo y pregúntate porqué te sientes así y que solución profunda puedes encontrar, en vez de ir corriendo al refrigerador.
No comas viendo la televisión. ¡Aprovecha lo que comes! Disfruta los colores, el sabor y las texturas.

Esto último es muy importante pues si prestas atención a lo que estás comiendo, si comes de manera pausada y si ingieres tus alimentos con total conciencia, es más factible que requieras cantidades más pequeñas de comida para llenarte y que logres sentirte satisfecho más rápidamente.

Así, después de algún tiempo, buscarás opciones de comida más sanas y eventualmente podrás evitar cualquier tentación durante esos momentos difíciles.

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