Elige dos primeros
Es una de las mejores opciones porque hay muchos restaurantes de este tipo, son económicos y ofrecen tres o cuatro platos de primeros y segundos y varios postres.
Resulta un tanto peligroso si la cocina básica del local es a base de guisotes y frituras rebosantes de grasa.Qué hacer: pese a que indique expresamente que se trata de "cocina casera" no te confies, pues a menudo implica que el cocinero va a hacer especial hincapie en una serie de comidas excesivamente calóricas. Incluso en este tipo de lugares puedes salir victorioso.
Puedes comer en este tipo de locales sin miedo a engordar si:
Como norma general, al elegir sigue más o menos sigues las mismas pautas que en el autoservicio. Siempre habrá, o debería haber, verduras o ensaladas para empezar, y un filete o un pescado a la parrilla como plato fuerte. También es habitual la presencia de algún tipo de fruta entre una variada oferta de natillas, flanes, arroz con leche o helados. Por tu bien, pasa de todo este tipo de postres. Esa debe ser tu mejor elección.
Seguro que será posible elegir dos primeros platos en lugar de un primero y un segundo. Al restaurante le interesa porque los primeros suelen ser justo los más baratos. Puedes tomar entonces unas patatas guisadas y luego una tortilla o un revuelto de trigueros, por ejemplo. O una buena ensalada verde y un plato de legumbres, desgrasadas (retira el chorizo...). O una sopa o consomé y un arroz con verduras...
Si sospechas que algo de lo que aparce en el menú puede ser muy calórico, no te quedes con la duda. Pregunta al encargado si está hecho con nata líquida, si lleva harina... No hace falta que confieses que estás a dieta, pero si lo que te traen al final no se corresponde con lo que esperabas, siempre puedes rechazarlo.
¿Cocina internacional?
En versiones light
Lo más seguro es que no acudes a diario a un restaurante de comida internacional, pero sí lo harás de cuando en cuando, aunque sólo sea para salir de la rutina. Cualquiera que sea el tipo de cocina elegido, también hallaras opcionesa que no tienen por qué afectar a tu línea y a tus deseos de perder peso. Para ello, ten en cuenta estas premisas, según donde vayas:
Si acudes a un italiano
Pasta y ensalada.
Puedes hacer de la socorrida pasta el plato principal, siempre y cuando no la pidas con salsas muy calóricas.
Prohibido:
Nada de nata, bechamel o mantequilla, sino salsa de tomate, almejas, gambas o verduras para acompañar unos espaguetis o unos fetuchines.
Permitido:
Una ensalada, preferiblemente de hoja verde ya que son las menos calóricas, será el complemento perfecto para la pasta o, por qué no, también para un plato ligero de carne o pescado, tipo escalopines o merluza, respectivamente.
De postre y para no estropear tu buen criterio en la mesa, una pieza de fruta, un lácteo o un sorbete, descarta el tentador helado italiano.
El típico restaurante francés
Ni quiches ni patés
Es poco adecuado para intentar adelgazar por múltiples motivos, pero también puedes encontrar algunas alternativas ligeras:
Prohibido:
Volovanes, quiches y demás delicias superengordantes que entran por los ojos. ¡Ni probarlas!
Resístete también ante los patés o las cremas, muy ricas en nata, o las patatas fritas en abundante mantequilla.
Y en el postre huye de crepes, suflés y petit choux. Pide una pieza de fruta.
Permitido:
Opta por las verduras hervidas o a la plancha, que en estos locales se preparan de forma exquisita.
No olvides las ensaladas templadas o los huevos revueltos o en tortilla.
Después, un pescado a la sal, una pechuga de pollo o pavo a la parrilla o una carne a la plancha permitirán comer más que de sobra sin sobresaltos en la báscula. Sólo es cuestión de autocontrol.
Ir a un restaurante alemán
Descarta la mayonesa
Tampoco ayuda mucho en nuestro objetivo frente al sobrepeso acudir a un local alemán, entre otras cosas porque las raciones suelen ser grandísimas. ¡Tranquilidad! incluso en estos restaurantes, con un poco de disciplina, podrás salir airoso. Empieza por asegurarte bien de qué es lo que comes, preguntando al maitre la composición y preparación de cada uno de los platos que desconozcas.
Prohibido:
Huye de los platos que incluyen patatas fritas o ensaladas, pues éstas suelen ir aliñadas con variantes de la mayonesa, que son súpercalóricas.
Pasa de postres, muy energéticos (la típica tarta, pasteles...).
Permitido:
Carpaccio carne cruda en lonchas muy finas o una chucrut col fermentada son buenas alternativas, al igual que un par de salchichas cocidas con arroz blanco.
Toma un café o una infusión con sacarina.
¿Te gusta la cocina oriental?
Toma soja y marisco
No todos los días, pero de vez en cuando resulta una buena idea acercarse hasta un chino. Como en todo, esta regla también tiene sus excepciones.
Prohibido:
Las salsas agridulces, ya que llevan azúcar y deben ser obviadas.
Los rollitos de primavera, el wantun o los platos muy condimentados.
Helados fritos o con nata y nueces (¡aportan tropecientas calorías!)
Permitido:
Bambú, brotes de soja, setas chinas o arroz hervido son buenas ideas como entrante.
Unas gambas o langostinos, de segundo, aportan proteínas de magnífica calidad y hacen más atractiva una dieta cuyo objetivo se centra en perder peso. Mango o lichis al natural, para terminar, suponen un buen colofón.
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