Los alimentos más característicos de la dieta mediterránea son:
El aceite de oliva, ampliamente utilizado en la cocina mediterránea es rico en ácidos grasos monoinsaturados. Muchos estudios han demostrado que estos ácidos grasos regulan las proporciones sanguíneas de HDL ("colesterol bueno") y LDL ("colesterol malo"), teniendo un efecto protector frente a la formación de placas de ateroma en las arterias.
En la cocina mediterránea se utiliza aceite de oliva o de semillas para cocinar y condimentar los platos a diferencia de mantequillas y otras grasas animales utilizadas en otros países como en los del Norte de Europa.
Asimismo se consumen las rebanadas de pan solas o con aceite de oliva y no untadas con mantequilla, manteca de cacao u otras grasas.
El Pescado
El pescado, característico también de la dieta mediterránea y cuya grasa es beneficiosa para la salud. Estudios llevados a cabo en las poblaciones esquimales de Groenlandia, cuya alimentación era prácticamente a base de pescado y no consumían grasas vegetales, mostraban como la baja incidencia de enfermedades cardivasculares de esta población se debía a los ácidos grasos poliinsaturados del pescado y más concretamente de los omega-3. Estos componentes aumenta las HDL y disminuyen las LDL.
Legumbres, cereales (arroz, pastas, muchos de ellos integrales), frutas y verduras, aportan a la dieta mediterránea además de variedad, vitaminas, minerales, sustancias antioxidantes, fibra e hidratos de carbono complejos.
La Dieta Mediterránea se puede considerar casi una dieta vegetariana en cuanto a los beneficios de ésta por el alto aporte de vitaminas, minerales, sustancias antioxidantes y fibra, pero solventa las deficiencias que la alimentación vegetariana estricta, presenta ciertos nutrientes como la vitamina B12.
Por fortuna, hemos dejado atrás un tiempo en el que empezábamos a olvidar nuestros hábitos alimentarios, tan apreciados ahora, y nos estábamos adaptando a costumbres menos saludables importadas de otros países. Nuestros hábitos se estaban "americanizando", pasando a consumir la famosa "fast food" o "comida rápida" olvidándonos de productos tan sanos como las legumbres, verduras y frutas. Incrementamos los ácidos grasos saturados, colesterol, azúcares simples y sal de nuestra dieta, y disminuimos los ácidos grasos insaturados, fibra e hidratos de carbono complejos.
Una vez establecidos los grupos de alimentos y las proporciones que deben ser incluidos en la dieta se reflejaron en la conocida y difundida Pirámide de los Alimentos, un modo de entender y conocer mejor las recomendaciones.
Estas guías están establecidas para las personas adultas sanas en general y deberán ser modificadas y adaptadas para grupos especiales de población y en etapas especiales de la vida, como la infancia, embarazo…
Para los mediterráneos la pirámide describe su dieta tradicional y habitual que no se debe olvidar y debe ser preservada y revitalizada, aún cuando los modernos estilos de vida imponen nuevos hábitos. Para el resto de poblaciones, sobre todo Americanos y Europeos del norte, la pirámide refleja la alimentación sana, saludable y gastronómicamente ponderada que quieren y deben adoptar.
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