¿Crees que es incompatible hacer dieta y comer fuera de casa?, No te engañes, esta excusa no sirve para justificar el que te saltes la dieta y te atraques a patatas fritas, fast-food...
¿Cómo puedes conseguir que tu cuerpo no se resienta si tu trabajo te obliga a comer cada día de restaurante? No es muy difícil, pero necesitarás disciplina y rigor para mantenerte incorruptible en tus buenas intenciones. Hay un único requisito que se mantiene estable en cualquier dieta de adelgazamiento: la fuerza de voluntad.
Si pones un poco de tu parte y sigues estos consejos... podrás hacer seguir la dieta aun estando todo el día fuera de casa.
Procura variar. No repitas dos días seguido el mismo restaurante o te saturarás. Ves variando de establecimiento y así también de estilo de cocina.
Elabora tu menú diario: aunque vayas de menú, escoge una ensaladita y una carne o pescado al vapor y, sobre todo, olvídate del pan y de los postres. Si las raciones son muy generosas, no te empeñes en acabar con todos los platos. El chef no se enfadará si no dejas el plato reluciente como un espejo.
Ni se te ocurra matar el tiempo de espera mientras traen la comida atacando los palillos o los panecillos. Están terminantemente prohibidos.
Y de postres: o bien opta por la fruta... o simplemente cámbialo por un té o un café. Olvídate de los helados, de los pastelitos...
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