Los hábitos diarios determinan nuestro peso


Hemos comenzado la dieta, lo hemos hecho con la voluntad, convicción y seguridad que esta vez bajaremos esos kilos de más.

Sin embargo vemos que no obtenemos los resultados esperados y esto puede deberse a los hábitos diarios que son un factor importante íntimamente relacionado a nuestro peso.

Es tan importante la cantidad y calidad de los alimentos que elegimos como la manera en que comemos.

La mayor parte de las personas están siempre preocupadas por cuántas calorías le aportan tal o cual comida y sin embargo existen hábitos adquiridos a lo largo del tiempo que son los enemigos ocultos que malogran nuestros esfuerzos para adelgazar.

Muchas veces no tenemos conciencia de que estamos comiendo, porque mientras lo hacemos nuestro pensamiento está en otra cosa o distraído leyendo, frente a la computadora o mirando la televisión y de esta forma agregamos calorías innecesarias.

Nuestro organismo va habituándose a aquello que lo rodea en el momento de comer, por ejemplo la hora en que lo hacemos, lo que vemos, escuchamos y otra infinidad de conductas que son invisibles se van uniendo y dan forma a esta ceremonia de la comida.

Algunos de estos elementos se transforman en tentaciones que alteran la cantidad de alimentos que ingerimos o aquellos que elegimos, por ejemplo si vemos un trozo de bizcocho lo más probable es que nos lo comamos aún cuando no habíamos pensado en comer bizcocho en ese momento.

Para re-educarnos existen algunas pequeñas cosas que podemos realizar y que cambiarán en forma paulatina algunos hábitos diarios que interfieren en el éxito de nuestro plan para bajar de peso:
A la hora de almorzar o cenar desligar el televisor, ya que si comemos sin pensar en lo que ingerimos estaremos comiendo demás.
Comer en forma pausada y disfrutando la comida además de placentero beneficia nuestro organismo.
Ingerir porciones pequeñas.
Dejar de hablar de comida todo el tiempo.
No dejar a la vista aquellos alimentos que nos tientan.
Siempre comer sentado.
Masticar bien la comida.
Comenzar las comidas con un caldo o una ensalada que nos ayudarán a conseguir saciedad.
Usar platos pequeños nos auxiliará a controlar la cantidad de comida que nos servimos.
Comer sólo un platillo.
Beber mucho líquido.
Controlar el consumo de alcohol
No debemos confiar sólo en la voluntad y no intentaremos incorporar los nuevos hábitos de una sola vez, para empezar implementaremos aquellos recursos que consideremos son los más fáciles de aplicar en cada situación y paulatinamente agregaremos más.
Es verdad, que aquellos hábitos y costumbres que hemos venido repitiendo por mucho tiempo pueden volverse automáticos y por lo tanto difíciles de cambiar,pero también es cierto que de la misma forma que aprendimos a comer de prisa o sin tener habmre, podemos aprender a cambiar esas conductas adoptando otras más saludables y los resultados beneficiosos bien valen el trabajo de intentarlo.

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