Ortorexia...Cuando comer sano y natural se vuelve una obsesión


La fijación de estas personas por la comida que consideran sana los lleva a rechazar las carnes, las grasas de todo tipo, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas, alimentos transgénicos, comidas envasadas o enlatadas, entre otras. En muchos casos prefieren quedarse sin comer si no están seguros de la ´calidad´ de lo que van a ingerir, lo que genera cuadros de desnutrición.




La ortorexia es la obsesión por comer saludable, es un trastorno alimentario, que junto con la bulimia y la anorexia es una patología en el orden alimenticio. Se trata de personas que se autoimponen fuertes restricciones de alimentos, lo cual repercute directamente en su salud, produciéndoles hipotensión y carencias de vitaminas y calcio, y dando paso a enfermedades con la osteoporosis, por ejemplo. La nutricionista Andrea Valenzuela, del Centro de Obesidad de la Universidad Católica, sostiene que una alimentación saludable no tiene ningún tipo de implicancia negativa para la salud, al contrario, numerosos estudios demuestran los beneficios de una alimentación sana y equilibrada, y de la importancia que esto tiene en la prevención de diversas enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemia y enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, a su juicio, el problema ocurre cuando existe una obsesión por comer comida considerada saludable por la persona y no precisamente por profesionales de la salud, lo que incluso puede llevar a la muerte.

“En la medida en que la dieta se hace más estricta, se excluyen alimentos considerados esenciales para el funcionamiento del organismo, lo que pone en riesgo la salud, provocando alteraciones nutricionales. Por ejemplo, si se suprime el consumo de grasas, comprometemos la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales, ambos imprescindibles para el organismo. Al eliminar las carnes de la alimentación, los niveles de hierro se pueden ver afectados favoreciendo la presencia de anemia?, asegura.

La fijación de estas personas por la comida que consideran sana los lleva a rechazar las carnes, las grasas de todo tipo, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas, alimentos transgénicos, comidas envasadas o enlatadas, precocinadas o con aditivos, bebidas gaseosas, cafeína y sustancias químicas. “Pero su obsesión por comer sano va más allá y se preocupan incluso por la forma de preparación de su comida y los recipientes en que las cocinan. Dedican mucho tiempo a la planificación de los menús y a la preparación de los alimentos. Consumen sólo alimentos cultivados ecológicamente, libres de transgénicos (comida orgánica) lo que disminuye drásticamente la disponibilidad de alimentos , de esta manera, prefieren quedarse sin comer si no están seguros de la ´calidad´ de lo que van a ingerir, lo que genera cuadros de desnutrición variados según los déficit alimentarios de cada paciente��?, asegura la profesional.

Consecuencias sociales
A juicio del siquiatra de la Universidad Católica, Dr. Juan Andrés Prato, casi no es posible hacer vida social cuando la persona centra su preocupación en algo que lo hace comportarse tan peculiarmente.

Con respecto al tipo de personas que son proclives a sufrir este trastorno, el profesional indica que el perfil de estas personas se asemeja más al de los pacientes con trastornos obsesivos compulsivos que a los pacientes con trastornos de la alimentación. “Si hablamos de las causas que gatillan la ortorexia, al igual que muchas conductas de excesiva preocupación por el cuerpo, como la que hace que las personas se obsesionen con ir al gimnasio (vigorexia) es necesario tener ciertas características de personalidad de base sobre la cual se instalan las conductas obsesivas. En pacientes con trastornos de la alimentación existen síntomas obsesivos, pero lo que prima en ellos es la percepción que tienen de sí mismos y su corporalidad. La presencia de síntomas obsesivos o rasgos obsesivos, especialmente estos últimos son muy frecuentes en los trastornos de la alimentación. Aunque la sintomatología visible de la ortorexia sería una conducta alimentaria, no está claro si se debe incluir entre los actuales trastornos de la alimentación. No se puede descartar que las futuras evidencias sí le otorguen la categoría de una entidad patológica que deba ser reconocida por la comunidad científica como entidad particular��?, explica.
Como actuar frente este cuadro
La nutricionista Alejandra Valenzuela indica que desde el punto de vista dietético y nutricional, los objetivos del tratamiento son en primer lugar, cubrir los requerimientos nutricionales mínimos del paciente, considerando su edad, sexo, talla y peso real al inicio del tratamiento.

Conjuntamente se deben reestructurar los hábitos alimentarios, de tal manera que la dieta aporte la cantidad de energía y nutrientes necesarios para mantenerse sano.

“Los alimentos se deben incluir en la alimentación según lo que el paciente acepte, lo que ingiera espontáneamente, de manera gradual se debe aumentar variedad y cantidad según tolerancia y evolución, por lo que la motivación y disposición del paciente para aceptar y seguir las indicaciones dietéticas son esenciales. La introducción de alimentos inicialmente rechazados, se debe realizar paulatinamente, en conjunto con la evolución?, explica.

A juicio de la especialista, para que una alimentación sea sana y equilibrada debe estar compuesta por todos los nutrientes, en su justa medida y proporción, ya que cumplen distintas funciones en nuestro organismo y son fundamentales para nuestra salud. Para mantener una alimentación saludable sugiere:
* Cocinar los alimentos a la plancha, vapor, hervidos, asados a la parrilla o al horno, evitando las frituras.
* Aumentar el consumo de pescado, 2 a 3 veces a la semana.
* Consumir 5 porciones de verduras y frutas todos los días.
* Consumir 3 porciones de productos lácteos descremados todos los días.
-Incorporar a su alimentación legumbres 1 a 2 veces por semana.
-Incrementar el consumo diario de fibra dietética, prefiera, arroz integral, fideos integrales, pan integral, en cantidad moderada.
- Beber abundante agua durante el día, 6 a 8 vasos diarios
- Reducir el consumo de sal y azúcares simples.
-Planificar las comidas semanalmente y evitar picoteos entre comidas.

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