
El estudio que lo comprueba fue publicado en la revista Journal of the American Dietetic Association. Se realizó con una muestra de 30 mujeres que a la hora de comer presentaban distintos niveles de velocidad, y usaban de forma diferente los utensillos.
Quienes tardaban más en el almuerzo consumieron menos alimentos, se sentían más “llenas” y habían bebido más agua.
Todavía no se ha establecido la relación que vincula la lentitud al masticar con la sensación de saciedad y de menor consumo de alimentos. Pero, ya se puede adelantar que: comer más lento sirve para controlar la cantidad de alimento que comemos y reducir la ansiedad.
La técnica a seguir consiste en bajar el cubierto a la mesa en cada bocado y masticar como mínimo unas 20 veces.
Tal vez nos lleve un poco más de tiempo cada comida, pero seguro que vamos a ver los resultados en la silueta.
via: vivirsalud.com
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