La dieta disociada es unas de las dietas para adelgazar lentas pero constantes. Busca mantener durante largo tiempo el estado físico alcanzado, lo que la hace más saludable que aquellas dietas que prometen deshacerse de varios kilos en pocas semanas, arriesgando el balance del organismo. Ofrecemos hoy la dieta disociada bien explicada.
Más parecida a un estilo de vida que a un cambio temporal en la alimentación, la dieta disociada propone un programa de alimentación que puede adoptarse sin mayores dificultades. Los dulces están permitidos, pero en pequeñas cantidades, igual que las grasas.
Las combinaciones planteadas por la dieta disociada se basan en 3 grupos de alimentos, que sólo pueden ser reunidos en parejas, así si se sirve en el plato una comida que pertenece al grupo A y otra del grupo B, las del grupo C deben ser descartadas automáticamente. A su vez si se elige una pareja C y A, la B no puede estar presente.
Otra norma dictada por la dieta disociada es la espera. Si se ha consumido algún alimento del grupo A o C, se deben esperar al menos 3 horas para volver a comer alguno de estos grupos.
Para entender mejor la dinámica de la dieta es útil tener a la mano una lista de los tres grupos de la dieta disociada.
Grupo A: Cereales integrales, pan, arroz, harina de maíz, patatas, miel, azúcar, dulces, mermelada, gelatina, frutas en conserva, higos, nueces y frutas secas.
Grupo B: Aceite de oliva, mantequilla, crema, queso, aceitunas, lechuga, zanahoria, cebolla, coliflor, espinaca, arvejas, pepinos, repollo (blanco y rojo), tomates crudos y ajo.
Grupo C: Carne de cualquier clase, pescado, leche, clara de huevo, frutas cítricas, sandía, melón, arándanos y tomate hervido.
Con esta guía lo siguiente es usar la creatividad, creando recetas que cumplan con los principios de la dieta disociada.
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