Cuando nos sentamos en la mesa y nos enfrentamos a un plato de comida, no siempre lo hacemos con la misma disposición. Muchas veces te habrás devorado todo porque tu panza te lo pedía a gritos luego de varias horas sin comer. Y otras quizá solo lo has hecho de glotón porque se trataba de tu comida preferida.
Aquí está la diferencia. Una cosa es tener hambre, otra es tener apetito y otra muy distinta es sentir ganas de comer algo. Y en el peor de los casos, también se encuentra la costumbre de comer simplemente porque no tenemos otra cosa para hacer.
Por eso es que a veces no nos damos la oportunidad de reconocer cuáles son los momentos indicados para alimentarnos. Y como nos acostumbramos a comer durante todo el día, no dejamos que nuestro cuerpo de las señales reales de que es hora de comer.
Si lo que buscas es empezar una dieta efectiva, lo primero que debes hacer es escuchar lo que tu panza reclama y, obviamente, no hacer caso a tus impulsos de comer algo por comer. Tampoco es bueno que te alimentes de más solamente porque es el horario de hacerlo y no queda otra opción.
Estos son los síntomas que te indican que sientes hambre de verdad:
Leves o fuertes ruidos en tu estómago
Dolor de estómago, sensación de “vacío”
Mareo y dolores de cabeza
Poca energía y debilidad
Irritabilidad
Dificultad para concentrarse
Obviamente, no es necesario llegar a tales extremos para sentarnos a comer. Además, no todos tenemos los mismos síntomas.
Lo que sí es importante es que saber reconocer cuándo recurrir a la comida y cuándo parar: solo escucha las señales del hambre y aliméntate sin culpas.
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