
Ayer comenzamos a tratar el problema de las grasas trans. Como vimos, este tipo de grasas (usadas para prolongar la vida útil de muchos productos elaborados) alteran los niveles de colesterol en quienes las consumen.Tal descubrimiento a marcado una gran cambio. En un breve período de aproximadamente 10 años, las grasas vegetales parcialmente hidrogenadas (grasas trans) han pasado de ser una opción saludable a estar consideradas como una «bomba de relojería». Ante un giro tan radical, la ciencia busca alternativas para suplantarlas, los gobiernos procuran un mejor control y restricciones progresivas para su uso, y los consumidores buscan respuestas a una incontable cantidad de dudas.
Tanto la FAO, como la OMS y la la American Heart Association (AHA), coinciden en que es necesario disminuir el consumo de grasas trans como una medida para evitar enfermedades cardiovasculares, uno de las enfermedades que más problemas de salud va a causar en los próximos años.
Si bien los efectos de estas grasas sobre el metabolismo humano, no son totalmente conocidos aún, sí se ha podido demostrar en diferentes estudios que modifican la proporción de lipoproteínas en la sangre de forma desfavorable. Es decir, hacen que las lipoproteínas de baja densidad (LDL, o el llamado colesterol “malo”) estén en una concentración más elevada con relación a las lipoproteínas beneficiosas de alta densidad (HDL, o colesterol “bueno”).
Ante un efecto tan negativo, la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos se ha propuesto que para el año 2006 todas las etiquetas de productos alimentarios en ese país informen sobre la cantidad de grasas trans que contienen los productos. Las autoridades de Dinamarca han ido aún más lejos, se han convertido recientemente en el primer país que prohíbe estas grasas en concentraciones de más de un 2% en los alimentos.
Esa corriente de reducir el contenido de grasas trans en los alimentos, comenzada por algunas administraciones como la norteamericana y la dinamarquesa, ha sido seguida a lo largo de distintos lugares del mundo. En parte, gracias a las compañías multinacionales de alimentos, que han implementado la medida a nivel general, sin tener en cuenta las limitaciones nacionales o la falta de ellas en cada país.
Es por esto que ahora, cuando vamos al supermercado, encontramos una cantidad de productos marcados con una etiqueta que promociona “0% de grasas trans”. Sabemos eso, y sabemos que son esas famosas grasas. Lo que nos queda por aprender, es como reducir su consumo en nuestra dieta de forma balanceada. Pero eso queridos amigos, lo dejamos para mañana.
Via | ific.org
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