La agresividad tiene que ver con la alimentación


Recientes estudios han demostrado que la agresividad tiene que ver con la alimentación que prefiere el mundo occidental, asociada a la carencia de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. El vínculo entre la alimentación y la conducta es objeto de estudio desde hace siglos, y recientemente se ha logrado demostrar que realmente existe una conexión entre lo que se come y lo que se es.

Una de las demostraciones sobre esto salió a luz tras un estudio realizado en la Universidad de Swansea (Reino Unido), donde se comprobó que las dietas de eliminación, en las que se suprimen los productos “sospechosos”, reducen la agresividad. Entre los productos “sospechosos” que favorecen la hiperactividad y la conducta violenta encontramos: aditivos artificiales (colorantes), alimentos procesados industrialmente, azúcares refinados, carnes.


Por otra parte, estudios efectuados en la Universidad de Helsinki demostraron que las personas agresivas tienen una menor tolerancia a la glucosa y sufren hipoglucemia reactiva tras el consumo de azúcares. También presentan bajos niveles de serotonina en el cerebro, todo lo cual se potencia si se consumen bebidas alcohólicas.

De manera que aquellas personas que tengan tendencia a la conducta agresiva deben evitar especialmente la combinación de azúcares refinados y alcohol, así como aumentar la ingesta de alimentos ricos en triptófano. Este aminoácido se encuentra presente en las legumbres en general y los frutos secos y es el precursor de la serotonina, responsable del buen humor en el cerebro.

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