
La dieta baja en grasas se volvió popular ya que se suponía que era ayudaba a perder peso y, a su vez, mejoraba tu salud. Sin embargo, como pasa con la dieta baja en calorías, hay que tener mucho cuidado en cómo lo haces.
Considera que:
El valor calórico de cada dieta es el factor más importante para la pérdida de peso.
Un gramo de grasas contiene más calorías que un gramo de proteínas o de carbohidratos.
El problema con contar el consumo de grasas por tu cuenta es que no te asegura que estés haciendo una dieta sana, o siquiera una dieta baja en calorías.
Los supermercados hoy en día están cargados de productos bajos en grasas o sin ellas, pero la mayoría pueden ser un engaño. Muchos de estos productos han sido llenados con azúcar o sal para reemplazar el sabor perdido al remover la grasa. Cualquiera de estos alimentos que consumas mantendrá la misma fórmula: consumir mayor cantidad de calorías de las que pierdes, aumentando así de peso.
Mientras que debes limitar alimentos con muchas grasas saturadas y no es bueno porque éstas son necesarias para mantener tu cuerpo saludable. Mucha gente consume demasiado de las “grasas malas”, pero a su vez consume poco de las “grasas buenas” requeridas para tener una salud óptima.
Muchos que probaron esta clase de dietas bajas en grasas pensaron que podían comer toda la comida que querían mientras que no tuvieran lípidos en su composición, pero terminaron aumentando de peso y perjudicando su salud.
El ingerir menos cantidad de grasas puede ser bueno para la mayoría de las personas, pero el perder peso, mantenerlo y estar saludable tiene que ver más con la calidad de la comida que ingieres.
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