
Se ha comprobado científicamente que hacer una distribución de los alimentos en varias comidas diarias ayuda a bajar de peso y mejora la salud.
El realizar seis ingestas por día, con un intervalo de aproximadamente tres horas entre una y otra favorece el adelgazamiento y por ello se recomienda para bajar de peso.
Un plan básico sería realizar 4 comidas sustanciales: desayuno, almuerzo, merienda y cena, y 2 refrigerios, uno a media mañana y otro a media tarde.
De esta forma se logra llegar con menos hambre a la póxima comida, reducir el tamaño de las porciones haciendo una selección acertada de los alimentos que se consumen y generar hábitos saludables, nos ayudará para el posterior mantenimiento del peso.
Estas seis ingestas deben estar compuestas por porciones moderadas, variadas y contener proteínas, grasas, hidratos de carbono, frutas y verduras.
Debemos organizar las seis comidas para adecuarlas a nuestros horarios y preferencias, pero siempre procuraremos que la primera del día (el desayuno) sea abundante y la última (cena) sea liviana.
Podríamos por ejemplo:
8.00 hs. desayuno completo
11.00 hs. una fruta y una infusión
14.00 hs. almuerzo
17.00 hs. una gelatina, una infusión
20.00 hs. cena
23.00 hs. una fruta y una infusión.
Al comer cada tres horas aproximadamente, le damos a nuestro organismo los nutrientes necesarios y mantenemos nuestro cuerpo hidratado en forma corecta, evitando los famosos “atracones” de comida.
Es fundamental realizar actividad física acompañando la dieta, optaremos por ejercicios que nos resulten placenteros, no es necesario realizar esfuerzos que puedan perjudicar la salud, las caminatas son una buena opción para comenzar a movernos.
Realizando este tipo de cambios en las rutinas diarias, llegaremos al peso deseado de forma paulatina y saludable y lo mejor de todo es que la etapa de mantenimiento también será un éxito
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